miércoles, 4 de marzo de 2015

Carta ganadora categoría "Profesores"

Isla de las Tormentas, Octavo lunes del año 1876
Amor:                                                                                     
Os escribo desde los kilómetros de distancia que nos separan; vos allá al otro lado del mar, de este mar enorme y embravecido, yo aquí, en mi isla, en mi faro. Nunca pensé que la distancia sería tan grande, que el tiempo se haría infinito cuando pienso en lo que falta para volvernos a ver.
Paso el día en mi torre, a veces imagino que estoy subido al mástil de un viejo navío oteando el horizonte, preparado para gritar ¡tierra a la vista! como hacían los navegantes en la antigüedad. Desde aquí arriba avisto la costa que al anochecer se llena de luces, y siempre busco  la vuestra, la luz de vuestra ventana, porque se que en cuanto se encienda será porque ahí estáis vos. Entonces mi corazón se acelera. Os imagino  bordando junto a la chimenea, o devorando las páginas de algún libro que quizá os haga pensar en mi. También avisto desde aquí arriba las embarcaciones que los días de calma salen de pesca, o de paseo a navegar. Es dura la vida de farero, pero vos me ayudáis a soportarla. Me ayudáis a levantarme a mediodía cuando pienso que vos lo habéis hecho ya. Me ayudáis al comenzar la tarde cuando he de subir la leña para encender el fuego que dará luz a los navíos que pasen por aquí cerca en la oscuridad y me ayudáis a soportar la noche avivando ese fuego porque avivarlo me recuerda la llama que arde dentro de mi.
Amor, os echo de menos. Os echo de menos incluso cuando estáis a mi lado porque no puedo teneros, porque ese tiempo que compartimos juntos se va a terminar. Me duele el alma cada vez que os pierdo de vista y tiemblo de miedo pensando que quizá no os vuelva a ver. Porque nuestros encuentros son cortos, raros, escasos, porque no hay tiempo,  porque  siempre tengo que volver a esta torre, a mi torre, con mis fuegos: el de la leña y el de mi corazón.
Decidme que vos también me añoráis, decidme que observáis la luz de mi faro como  distingo yo la de vuestra ventana entre cientos más; decidme que esperáis con impaciencia la llegada de los martes en que vuelvo a tierra en mi barca a por más leña para después volver aquí. Decidme Amor que no hay otro más cercano que yo aunque nos separe la distancia, decidme que me pensáis como yo os pienso a vos, encerrado en la torre de mi faro esperando que me vengáis a rescatar.
Sabéis que el mar es mi vida. No puedo hacer otra cosa que estar aquí intentado salvar a los que se arriesgan en las noches de tormenta, en estos inviernos locos en los que el mar embravecido es capaz de destrozar  cualquier navío contra las rocas como hizo aquella vez. No puedo volver a tierra sin saber que todo está tranquilo y a salvo, y necesito saber que cuando vuelva estaréis ahí esperándome en el muelle con vuestra sonrisa, siempre en martes, siempre a la misma hora, siempre para pasar unas horas juntos y despedirnos de nuevo otra vez.
Os quiero Amor. Os quiero desde lo más profundo del alma, os quiero porque me alegráis la vida, me hacéis feliz, me traéis paz. Os quiero aquí encerrado, os quiero en la distancia, os pienso cada noche y os sueño cada mañana.
Ya termino Amor. Mañana es martes y echaré esta carta al correo cuando llegue al muelle. Después nos veremos, pasearemos juntos y volveremos a decirnos adiós.
Hasta que volvamos a vernos estaré con vos en esta carta, en cada palabra de esta página, en cada letra escrita de mi puño y letra con los latidos de mi corazón.
Os quiero más aún ahora que termino

Juan Valverde

PILAR FORTUNY 

No hay comentarios:

Publicar un comentario