Querido
T: 28
de Septiembre de 3015
Tengo un
problema y esta vez eres tú el que lo
puede resolver.
Sigo
siendo la chica gordita y pecosa de la última fila, la de los vaqueros y
deportivas y jersey grandote donde esconderse que conociste el primer día de clase. Esto ya lo sabes; desde aquel
día, me ves cada hora sentada junto a ti. Compartimos pupitre porque tú así lo
elegiste, aunque que les pese a las demás.
Desde
entonces muchas cosas nos han pasado, nos hemos reído, hemos llorado (de risa
también), hemos estudiado juntos, hemos compartido bocadillo… todo de lunes a
viernes. Porque llega el fin de semana y no sé nada de ti: tienes una fila de
mujeres fatales que compiten por quedar contigo, por salir a bailar, porque las
invites a una copa, porque las lleves a casa en tu coche…Yo no existo de
viernes a domingo, no me va el plan, y no me apunto.
Llevamos
así cinco meses y ya no puedo más, ¿Tú crees que puedes llegar los lunes a las
ocho de la mañana, y esperarme a la entrada para preguntarme “¿cómo te ha ido
el fin de semana Jota?”? ¿Crees que puedes apartarme el flequillo mientras
estudiamos Física para decirme que no lo entiendes una vez más? ¿Crees que
puedes llevarme a tu casa a merendar para que te explique la Química y después
acompañarme a la mía, llevarme la mochila y darme las gracias con un beso en la
mejilla? ¿Tú crees que puedes mirarme a los ojos como me miras y decirme lo
fantástica que soy cada vez que te explico un problema? ¿Crees que puedes echar
tu brazo sobre mis hombros cuando me tapas con el paraguas porque llueve y no
quieres que me moje?
¡No!
¡No! ¡¡¡Y mil veces no!!! No puedes hacer todo eso y quedarte tan ancho, no
puedes hacerlo si después tengo que aguantar que mis compañeras narren vuestras
aventuras de fin de semana, no puedes, no. Y no puedes, porque yo ya no aguanto
más, no puedo callarme cuando me miras y no decirte que te quiero, no puedo seguir haciendo cometarios de
literatura contigo y no decirte lo que siento por ti, no puedo soportar que el
beso en la mejilla no sea un beso en los labios, que el “eres fantástica” se
quede en eso, en una fantasía …
Eso
es sólo el preámbulo, el enunciado, los datos. El problema viene ahora:
¿Qué
voy a hacer cuando te vayas? Porque dentro de cuatro meses te irás de vuelta a
tu país, se acabó la beca, volverás a casa y ¿qué te llevas de aquí? Un montón
de conquistas baratas de fin de semana, un montón de fotos subidas al Facebook
de chicas estupendas que en dos días se olvidarán de ti, unos cuantos partidos
de fútbol con colegas…y ahí, en tu maleta, metido entre tus cosas y echo un
gurruño te vas a llevar mi corazón.
¿Qué
vas a hacer con él T? Dímelo, dímelo antes de marchar, quiero saberlo, lo
necesito para sobrevivir. ¿Y qué voy a hacer yo, cada lunes a primera hora sin
tu saludo, cada tarde sin tus dudas y tus preguntas, cada día, cada hora, cada
minuto y cada segundo sin ti? ¿Qué voy a hacer?
Te
quiero T, más de lo que quise nunca, más de lo que nunca querré.
Jota.
PD:
Lo que sea que tenga que hacer, ¿no podemos hacerlo juntos?
PILAR FORTUNY
PILAR FORTUNY
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