miércoles, 12 de marzo de 2014

Cartas de amor. Categoría Profesores


Querido T:                                                                                                                             28 de Septiembre de 3015
Tengo un problema y esta vez  eres tú el que lo puede resolver.
Sigo siendo la chica gordita y pecosa de la última fila, la de los vaqueros y deportivas y jersey grandote donde esconderse que conociste el primer  día de clase. Esto ya lo sabes; desde aquel día, me ves cada hora sentada junto a ti. Compartimos pupitre porque tú así lo elegiste, aunque que les pese a las demás.
Desde entonces muchas cosas nos han pasado, nos hemos reído, hemos llorado (de risa también), hemos estudiado juntos, hemos compartido bocadillo… todo de lunes a viernes. Porque llega el fin de semana y no sé nada de ti: tienes una fila de mujeres fatales que compiten por quedar contigo, por salir a bailar, porque las invites a una copa, porque las lleves a casa en tu coche…Yo no existo de viernes a domingo, no me va el plan, y no me apunto.
Llevamos así cinco meses y ya no puedo más, ¿Tú crees que puedes llegar los lunes a las ocho de la mañana, y esperarme a la entrada para preguntarme “¿cómo te ha ido el fin de semana Jota?”? ¿Crees que puedes apartarme el flequillo mientras estudiamos Física para decirme que no lo entiendes una vez más? ¿Crees que puedes llevarme a tu casa a merendar para que te explique la Química y después acompañarme a la mía, llevarme la mochila y darme las gracias con un beso en la mejilla? ¿Tú crees que puedes mirarme a los ojos como me miras y decirme lo fantástica que soy cada vez que te explico un problema? ¿Crees que puedes echar tu brazo sobre mis hombros cuando me tapas con el paraguas porque llueve y no quieres que me moje?
¡No! ¡No! ¡¡¡Y mil veces no!!! No puedes hacer todo eso y quedarte tan ancho, no puedes hacerlo si después tengo que aguantar que mis compañeras narren vuestras aventuras de fin de semana, no puedes, no. Y no puedes, porque yo ya no aguanto más, no puedo callarme cuando me miras y no decirte que te quiero,  no puedo seguir haciendo cometarios de literatura contigo y no decirte lo que siento por ti, no puedo soportar que el beso en la mejilla no sea un beso en los labios, que el “eres fantástica” se quede en eso, en una fantasía …
Eso es sólo el preámbulo, el enunciado, los datos. El problema viene ahora:
¿Qué voy a hacer cuando te vayas? Porque dentro de cuatro meses te irás de vuelta a tu país, se acabó la beca, volverás a casa y ¿qué te llevas de aquí? Un montón de conquistas baratas de fin de semana, un montón de fotos subidas al Facebook de chicas estupendas que en dos días se olvidarán de ti, unos cuantos partidos de fútbol con colegas…y ahí, en tu maleta, metido entre tus cosas y echo un gurruño te vas a llevar mi corazón.
¿Qué vas a hacer con él T? Dímelo, dímelo antes de marchar, quiero saberlo, lo necesito para sobrevivir. ¿Y qué voy a hacer yo, cada lunes a primera hora sin tu saludo, cada tarde sin tus dudas y tus preguntas, cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo sin ti? ¿Qué voy a hacer?
Te quiero T, más de lo que quise nunca, más de lo que nunca querré.
Jota.


PD: Lo que sea que tenga que hacer, ¿no podemos hacerlo juntos?


PILAR FORTUNY

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