EL JARRÓN CHINO
Hace muchos años en una aldea muy
lejana de China vivía un tendero llamado Chin.
Toda la historia comenzó una mañana
cuando Chin se despertó. Había tenido un sueño muy raro en el que todo lo que
tocaba se convertía en obra de arte. Lo que él no podía imaginar era que todo
lo que había soñado se haría realidad. Cuando Chin se levantó se dirigió a la
cocina y vio que el desagüe estaba atascado y lleno de barro. Cada vez que
tocaba el barro lo transformaba en jarrones, tazas, platos...etc. Todo esto lo
vendía en su tienda.
A partir de ese momento Chin empezó
a tener fama en el pueblo. Todo el mundo compraba sus maravillosas creaciones
hechas con barro. Su gran fama llegó a oídos del emperador Kimoto, un hombre
poderoso, robusto, de pelo negro y mirada profunda.
El emperador Kimoto le otorgó el
honor de trabajar en su casa. Le ordenó que hiciera la más bella obra de arte
del mundo para la boda de su querida hija Li-Ming. Ella era su única familia y
estaba muy triste porque al casarse se alejaría de su lado. Juntos jugaban
largas partidas de ajedrez y escuchaban música mientras paseaban por los
jardines de su palacio.
Chin tuvo que darse prisa y remover
mar y tierra para buscar su inspiración.
Al mes ya lo tenía, su mejor obra
jamás hecha. Era un jarrón de porcelana china decorado con preciosas amapolas
rosas y moradas rematadas con hilos de oro. Aquel jarrón tenía un tesoro oculto
en su interior. Nadie lo sabía, solamente él.
Tras la boda de su hija un pirata
robó el jarrón y para que nadie lo
encontrase lo escondió en su barco. El jarrón viajó por medio mundo
descubriendo nuevas culturas hasta que un día
durante una tormenta con olas enormes se destrozó el barco y se hundió
con el jarrón en su interior.
Siglos después, un barco busca-tesoros
encontró los restos del naufragio y entre ellos estaba el jarrón. Lo llevaron a
una subasta de objetos antiguos y allí un niño por accidente rompió el jarrón.
Así se descubrió el gran tesoro oculto del jarrón chino guardado durante siglos
en su interior y que sólo lo conocía su
creador.
Autor:
CHIN
PAULA MARTÍNEZ CRESPO. 1º ESO.
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